viernes, 12 de junio de 2009

CIRCULOS DE FUEGO EN LA PLAYA CHANGA DE COQUIMBO

A simple vista, parecía una ballena deshaciéndose en las orillas de la playa, llena de guiros y conchas curtidas por el oleaje marino, pero no era una ballena, era un barco chino inmenso que había encallado en el borde costero de la playa Changa. Su nombre Margot María Stanger.

Bajamos hacia aquél lugar, ríendo, cantando con nuestras guitarras voladoras que abrían sus alas por los aires; íbamos ansiosos,todos, convocados a ese encuentro.

En un circulo de fuego resplandecieron los rostros de hombres y mujeres.

Cajas de vinos alquímicas y químicas encendieron la luz de la palabra; más allá, no muy lejos, trabajaba la gente humilde, juntando algas con los pies blancos y las manos albas de hielo, buscando el sustento en su lucha diaria. En nuestra reunión, no estábamos ajenos a esa necesidad y reunidos en esas rocas changas con músicos errantes y tripulantes de alta mar, compartimos con algunos de ellos nuestros sueños y esperanzas... Más allá, seres anónimos se acercaban al fogón, al olor de la fritanga; de los pescados a la lata. Luego llegan como maná, caídas del cielo, las canciones de siempre; las revolucionarias y las del recuerdo que nunca fallan; llegan solas, sin avisar a nuestra tertulia, porque son inmortales, eternas y permanecen en la memoria; en el inconciente colectivo.

Todo bien, para una amistad encontrada en la Caleta de Coquimbo.

De pronto, el cielo se tapiza de un color blanco, como una nebulosa de gaviotas que planeaban por el universo del puerto. Algo inédito para nuestras miradas atónitas a dicho acontecimiento. Sammy se levanta impetuoso mira hacia arriba y me regala esa bandada de gaviotas en un acto poético. Era un mar de pájaros; miles que tapaban el circulo de fuego hacíendo dialogar nuestros sentimientos.

Todas las imágenes al borde del océano.

Todas las buenas ondas fluyendo en aquellas quietas aguas marinas.

Todo lo que pasó y todo lo que quedó..

Todo lo que pasó y se quedó grabado en nuestras mentes fué el arranque poético de Sammy. La acción poética del muchacho valió la pena, porque demostró que la poesía cambia el alma de las personas.

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