viernes, 12 de junio de 2009

VIOLETA PARRA. FLOR DE MUSICA INFINITA



A Amaya, Amarantu, Yanka, Danae yLautaro

A noventa años de su nacimiento Violeta Parra, pareciera que su música está viviendo su mejor momento. Sus canciones aparecen día a día grabadas por diferentes grupos y estilos musicales que reflotan sus temas y refrescan el folklor, acercándolo a las nuevas generaciones.

Las primeras canciones que escuché de Violeta fueron "Qué dirá el Santo Padre","La carta" y "Porqué los pobres no tienen" grabadas por el Quilapayún, sin tener idea que era ella la autora de aquellas canciones de un fuerte contenido social político.

Cuando después escuché su voz me resultó muy familiar; una voz cruda, campesina; muy parecida a la voz de mi madre que tambien era cantora de guitarra traspuesta y bailadora de cuecas al estilo sureño. Los caminos siempre llegan a un mismo lugar y nuestra madre, cuando nos hacía dormir sacaba esa voz sureña, que yo cuando escuché a la Violeta la relacioné de inmediato con la voz de mi vieja y dije para mis adentros: esas son las voces de nuestro pueblo.

Violeta Parra sin grandes afanes ni pretenciones de sobresalir como una soprano; ella sólo buscaba entregar todo su bagaje musical; todo lo que ella fué recopilando por campos y desiertos a la gente de la tierra; rescató lo más autóctono, lo más auténtico y lo metió dentro de su guitarra desde donde nacieron las más hermosas canciones y todo el sentimiento de un pueblo.

Fué tanto el "Efecto Violeta Parra" en nuestra generación de poetas y músicos del valle de Elqui que empezé a seguirle la pista a través de su apasionante vida que giraba en torno a sus creaciones. Una de las canciones que más me impactó su historia fué "Run run se fué pal' norte". Se cuenta que Gilbert Favre, un gringo suizo, antropólogo que llegó a Chile para estudiar las momias de San Pedro de Atacama, tocaba clarinete en sus ratos de ocio. De paso por Santiago conoció a Violeta y nació en ellos un romance. Ella con su espíritu dominante y posesivo le cambió el clarinete por una quena y le dijo: la Quena tiene un sonido ancestral y eso es lo que tú buscas como antropólogo y así comenzaron una aventura musical y romántica; pero como la Viola era demasiado dominante el gringo se le aburrió y se fué para Bolivia. Ella cuando supo la noticia entró en una depresióm profunda y se fué detrás de él a buscarlo. Allá lo encontró tocando con un conjunto boliviano "los Choclos" y se trajo a él y al conjunto para Santiago para que tocaran en su carpa. Al tiempo Gilbert Favre se le fué de nuevo para Bolivia. Allí Violeta con todo el sentimeinto y la impotencia escribe "Run run se fué pal' norte". Una hermosa canción de amor donde cuenta la historia y las peripecias de ese viaje para el norte. Canción que ha sido grabada por conjuntos de la talla de Intillimani, su hija Isabel Parra; después Los Jaivas graban un Tributo a Violeta Parra donde la incluyen y el virtuoso músico y luthiers Gato Alquinta ( que vivirá para siempre en la memoria del pueblo chileno) fabrica una flauta de caña de bambú tacuara que consiguió en una isla de Argentina, especialmente para ese tema y con ella introduce con la magia de su sonido la canción que resulta un temazo al estilo de Los Jaivas. En la actualidad, la han grabado bandas de rock, bosanova, reggae,etc... las nuevas generaciones que ven en ella a un árbol gigante, hermoso y florido, fecundo y lleno de canciones donde nace y renace su voz infinita. Talvés encuentren en ella la verdadera identidad de la música chilena y no dejan de tocarla porque Violeta es un fenómeno chileno que no fué reconocida en su momento; siendo ella además de cantora, autora , compositoora una gran instrumentista múltiple, poeta, recopiladora de canciones, ceramista, arpillerista,. dibujante, cocinera, bailadora de cueca; una mujer increible; una artista en todas sus dimensiones.La única artista chilena que llegó a paris, con sus arpilleras y tuvo el honor y la valentía de exponerlas en el Museo de Lovre. Musa del poeta, cineasta y chamán chileno Alejandro Jodoroski, quién en uno de sus libros la destaca y queda a sombrado por las respuestas que Violeta le daba en ciertas conversaciones que tuvieron. Ella nunca se desmerecía porque sabía cuanto valía. Tenía una fuerza tremenda para ir hacia la aventura; nunca se quedó con las manos cruzadas frente a un desafío y eso la hizo grande frente a los grandes.Violeta es inacabable, una mujer que no termina nunca; una gran mujer, musa de poetas y músicos que se inspiran en ella. Violeta es la fuente del agua del canto y al poesía donde llegan a beber todos los pájaros libres que sentimos en ella una gran admiración y la vemos como la Madre Cósmica y telúrica del folklor chileno.¡ Felicidades Violeta, a tus saludables 90 años!




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