viernes, 12 de junio de 2009

SERENA LIBRE

SERENA LIBRE

-La vida comienza a los 50 años-

-Cuando tenga 64 años-

escribió Paul Mackarney,

cuando tenía 16 años, sin imaginar

que llegaría a esa edad cantando la canción

y enterraría a Lennon y Harrinson.

Cuando cumplió los 64 echó la casa por la ventana.

Celebró dicho acontecimiento con un merecido carrete.

Cuando yo era un pendejo admiraba a Paul, pero con el paso del tiempo

me reconocí en John Lennon.

-La vejez es siempre más larga que la juventud-

comenta el señor Cordones con filosofía de cuneta

en medio de cervezas cristales y escudos.

-En Tinogasta bebiamos cerveza Quilmes,

con el Gaucho insufrible, y vaciambamos todos los bares-

interviene alguien con ínfulas de hombre de mundo.

-Tengo una pregunta que hacerte-

Me dice el señor Cordones.

He esperado más de 10 años para hacerla

y no puedo dejar pasar esta oportunidad para hacerla.

-A esta hora no atiendo- le replico. Está cerrada la clínica.

atiendo sólo en horario de oficina.No regalo mi tiempo libre.

El hombre insiste: no puedo esperar a que pasen de nuevo 10 años más.

Ahora es cuando. Si o Si. Bueno le digo con voz de terepauta:

Pregunte y sea breve que mi tiempo es oro y no atiendo en la calle

porque no soy ningún charlatán; pero por esta vez haré una excepción.

¿qué previsión tiene? Isapre, Fonasa o es Indigente?

-No me haga más dificil la situación- porque es ahora o nunca.

-Arreglalo con poesía- gritaba desde el lado sur de la mesa el ex- presidente.

Intervenía en cada momento cuando surgia un intercambio de palabras.

aparecía él con su slogan tratando de arreglar la situación como con una especie

de panacea y fué tanto su entusiasmo que provocó un ataque de risas colectivas

incontenibles entre los bebedores y después para el colmo dijo con voz experimentada:

- y eso que eran sólo hojitas y puntitas- igual ayudaron a despegar de las butacas de este bar de Las Tejas.Obviamente la Serena Libre tambien hizo lo suyo.

-El mundo al instinto- vocifera otro sujeto con voz de gurú y habla de cultura ancestral

y sutura la locura.

Amanece la ciuda con ataques de risas y no de tanques de militares. Le comento a la juventud que a esas alturas han secado todas las cervezas. Nadie se da cuenta que ya no existe el toque de queda. Son las 5 de la mañana yen la calle la vida es una fiesta.

La ciudad se convierte en un circo y las calles se llenan de payasos jugosos. Aparecen trapecistas, trapenses, traposos aquilibrando sus trasnochados pasos por la cuerda surrealista de la noche en esta Serena Libre.

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